Una vez
había una familia, el padre se llamaba Roberto y la madre era Helena. Adoptaron
a un niño como su hijo, aunque lo encontraron en un río sagrado. Este niño se
llamaba Rohares y sus padres no sabían que era un dios. Cuando cumplió la edad
de 16 años, se preparó para ir a la batalla, pasando por el desierto y llegando
al bosque perdido.
Una vez
allí, el primer día no pasó nada, pero cuando llegó la noche los enemigos
habían matado a uno de sus amigos. Cuando ya era de día nadie había salido de
sus cabañas, entró a una de ellas. No había nadie, todos habían desaparecido. Cuando
cayó la noche atacó a un enemigo y se puso su ropa para pasar desapercibido. Ya
de día lo descubrieron y no tuvo más remedio que alzarse con el poder.
Tras salir
victorioso el dios Hermes le entregó un mensaje: “Zeus ha muerto”.
Nuestro dios
corrió rápidamente al Olimpo y allí descubrió que su verdadero padre era el
mismismo Zeus, el dios que acaba de morir.
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